20 de julio de 2012

Otoño


Vieja. 


Crees que eres vieja. Que el mundo ha posado sobre ti las hojas del Otoño, haciendo de tu silueta una montaña dorada y rojiza. Que ninguna tierna voz pronunciará lo que tanto anhelas... No. 
Todos creían, todos pensaban... ¿Quién no hubiera puesto la mano en el fuego?, ni Dios se hubiera librado de la explosión, la sordera, las quemaduras que ahora llenan nuestros cuerpos y que tanto escuecen en tu corazón. 

¿Y tú quién eres...? ¿Quién MIERDA te crees que eres fingiendo el dolor de algo que lamentas perder, habiéndolo tirado a la basura? Sólo los seres más ruines recalcan su malestar con frases como "... y a pesar de que estoy llorando, espero que entiendas que hago lo correcto." 

¿Perdona? 
Me consideraba bastante considerada. Pero la consideración no basta. No contigo. 

Pena es lo queda, es lo que eres.

No comes, no ríes, no sueñas, no sientes, no entiendes, no quieres, no puedes. 
Y el otoño se consume en los días más calurosos del año. Te lo prometo... te lo prometo. Quemaremos en el fuego todos los buenos momentos, para que sólo perdure la ira y el odio; que el viento helado se lleve el amor y lo apuñale con su dureza, que las estrellas revienten en el cielo, porque no hay luz en el universo que ilumine tus ojos. 

Vacía. 
Vacía la ves, ahora que es cierto y se ha ido. Has tenido que partir los recuerdos, dividir los momentos, para quedarte con algunos fragmentos y darle otros. Para que quede todo en mitad, en acuerdo. 
Y ahora duermes sola en tu cama, con demasiado espacio, te sobra sábana. 

Nunca se acaban las lágrimas. Vienen, comen, se van. Vuelven. Y vienen, comen, se van. No quieres salir, no quieres andar, ni dormir. No quieres superarlo, no quieres aceptar. Y a tu alrededor sufren, gritan, animan, se ausentan... te intentan levantar con sus manos. Tantas manos... pero no pueden con tu cuerpo pesado, lleno de lágrimas que aún no han salido. Y en Agosto viene tu cumpleaños... pero el Otoño aún no se ha ido. 

Y jamás llegará el invierno. Porque en sus lluvias, su viento, su nieve y su frío; el invierno ha abandonado al otoño, y se ha ido.